A veces es como si tuviéramos una oscuridad enorme, profunda y oscura dentro nuestro, que si te distraes y dejas que se alimente hasta de lo más mínimo, se va a adueñar de ti. Es tan, pero tan fácil que se agrande, que crezca y agarre fuerzas hasta superarte que no puedes distraerte ni un segundo.
Debes matarla de hambre y así la mantienes. Nunca muere realmente, pero sí la debilitas lo suficiente como para poder vivir a pesar de ella. Es una maldición que debes llevar contigo y no tienes elección, porque es parte de ti. Naciste con ella y morirás con ella, convirtiendo a tu vida en una lucha constante en su contra, intentando vivir a pesar de ella y no morir por culpa de ella.