Este es mi monstruo Un monstruo que hace de manicomnio

viernes, 20 de octubre de 2017

Oscuridad interior

A veces es como si tuviéramos una oscuridad enorme, profunda y oscura dentro nuestro, que si te distraes y dejas que se alimente hasta de lo más mínimo, se va a adueñar de ti. Es tan, pero tan fácil que se agrande, que crezca y agarre fuerzas hasta superarte que no puedes distraerte ni un segundo.
Debes matarla de hambre y así la mantienes. Nunca muere realmente, pero sí la debilitas lo suficiente como para poder vivir a pesar de ella. Es una maldición que debes llevar contigo y no tienes elección, porque es parte de ti. Naciste con ella y morirás con ella, convirtiendo a tu vida en una lucha constante en su contra, intentando vivir a pesar de ella y no morir por culpa de ella.

martes, 17 de octubre de 2017

Escuchar pensamientos

Hay veces que crees poder leerle el pensamiento a los demás y escuchar en ellos que eres tonta, que eres fea, que les caes mal. Escuchas que no sabes de lo que estás hablando, que de nuevo no te informaste bien, que una vez más dices o haces un comentario estupido, que nunca sabes nada. Escuchas que eres rara, que eres hater, que eres una hipócrita y una cínica, que te encierras, que cambias a los demás.
A veces es tanto que llegas a preguntarte por qué se juntan contigo, por qué te soportan. Es por costumbre? Es porque no les queda de otra? Por qué te eligen para trabajar con ellos? Disfrutan que estés con ellos o prefieren que no estés pero por alguna razón te tienen que soportar igual? Y da lo mismo cuánto te digas que no es cierto, que nada de eso tiene fundamento, que no eres nada de lo que escuchas, lo escuchas igual. Y lo peor es que no sabes si es inseguridad o si es real.

lunes, 2 de octubre de 2017

Ayudar a alguien

Hay veces que quieres ayudar a alguien, pero porque has vivido algo similar a lo que esa persona está viviendo, sabes que no puedes ayudarla. Sabes que todo lo que se te ocurre hacer no va a hacer ningún cambio, no va a hacer que mejore, no le va a dar lo que necesita para estar bien. Entonces te quedas de brazos cruzados, queriendo hacer algo pero con la seguridad de que nada servirá. Te quedas en blanco, impotente, casi ahogándote entre el “necesito hacer algo” y el “no puedo hacer nada”, esperando que de alguna forma todo resulte bien y tú sigas por ahí para verlo.