Este es mi monstruo Un monstruo que hace de manicomnio

jueves, 30 de agosto de 2018

Un solitario presente

Todo es gris, es oscuro, es lejano, es solitario. Sé que siempre busco el silencio y la soledad, pero no tanto. Es mucha. Me gusta, pero a dosis más pequeñas.
Un día me di cuenta de que en mi entorno ya no hay casi nadie, todos se empezaron a ir y ahora o están lejos o ya se fueron. Dónde quedaron esos días de risas, compañerismo, amistad, de comunicarse y esforzarse? Dónde quedó el nunca estar sola, la preocupación, la presencia? Qué hice? Qué cambió? En qué momento? 

sábado, 18 de agosto de 2018

La idea del futuro

Por primera vez en mucho tiempo, volví a ver un futuro. Y, como la última vez, hay una voz en mi cabeza que dice que no va a pasar, que no voy a permitir que pase, que ese tipo de cosas no son para mí. Dice que soy una persona solitaria y, por lo tanto, tendré un futuro solitario. Por lo general puedo combatir a esa voz, pero cuando aparece tanto y con tanta fuerza, comienzo a perder mi energía y esa voz comienza a ganar la guerra.

Hay un problema

Tengo un problema. En este minuto, no quiero hacer la mayoría de las cosas en mi vida. Son cosas que sé que en otro minuto querría hacer, pero no las quiero hacer. Son cosas que debería querer hacer, pero no las quiero hacer. Entonces mi vida es un constante olvidar o buscar excusas para no hacer las cosas y actualizar todas las redes sociales, a ver si aparece ante mí alguna entretención. No está bien. No es así como debería ser y no es así como normalmente es. Es el síntoma de un problema que no entiendo y, por lo tanto, no sé cómo resolver.

Limar aristas

A veces, cuando hay algo complejo en mí que no me deja, escribo y escribo y sigo escribiendo. No necesariamente algo muy largo, sino muchas cosas distintas que atacan cada arista de eso complejo. No lo eliminan, pero sí cada una lima un poquito cada arista que ataca hasta que eventualmente, algún día, eso complejo desaparece. Y cuando eso pasa se siente tan bien. Con cada cosa que escribo siento que cada arista disminuye un poquito y que puedo respirar un poco mejor. Sólo espero que esta vez pase lo mismo.

Malos momentos

Es gracioso cómo se van acumulando cosas en tu interior y no sabes por qué, no sabes cómo, no sabes siquiera qué son y tampoco sabes cómo sacarlas. Es gracioso cómo un día estás bien, al día siguiente te distraes y luego, cuando vuelves a prestar atención, estás pesada, llena de cosas que no entiendes y que no te dejan respirar. Es gracioso cómo pasan algunas cosas en la vida, pero lo que no es tan gracioso es, una vez que pasaron, intentar resolverlas y averiguar cómo volver a salir de esa.

A veces 2

A veces es agotador y es solitario. A veces te quita la energía y la esperanza. A veces es aterrador y sientes que hay algo mal en ti. A veces el mundo te da razones para confirmarlo y no tienes la energía para no creerlo. A veces quieres dejar de hacerlo, pero no sabes cómo. A veces crees que nunca sabrás cómo. A veces es justo lo quieres. A veces, es justo lo que no.

viernes, 23 de febrero de 2018

Dejar de estar ahí

Sabes? Te dije mil y un veces que que se jodiera el resto, que yo sí estaba aquí, que aunque nadie más estuviera contigo, que aunque a nadie más le importaras, que aunque todos te dejaran solo, yo estaba ahí, pegada a ti, queriéndote, cuidándote, apoyándote y acompañándote a cada segundo. Te dije tantas veces que daba lo mismo cómo fuese el resto, porque independientemente de todo yo jamás te iba a dejar. Siempre, siempre iba a estar a tu lado, hasta el fin del mundo, pasara lo que pasara. Y lo creía, con tanta fuerza, con toda la que tenía para que alcanzara a que tú lo creyeras también. Y era cierto, completamente cierto. Te decía todo eso con tanta regularidad porque tú constantemente creías que todos te dejaban, que no le importabas a nadie, que todos se alejaban y quería que supieras que al menos en mi caso eso no era cierto y nunca lo sería. También tenía la esperanza de que dejaras de creer que los demás no estaban contigo o no les importabas, pero no sacaba nada intentando hacerte cambiar de opinión sobre eso y, quién sabe, tal vez tenías razón.
A qué viene esto? A que odio haber terminado siendo esa persona que también te dejó de lado. Odio que a pesar de decirte tanto que jamás te iba a dejar, te dejé. Odio haber pasado a ser parte de la gente en tu vida de la que jamás quise ser parte y que, de hecho, llegué a odiar. Me gustaría que pudiese ser de otra forma, pero no se puede. No quiero nada permanente contigo, pero... me gustaría no haberte mentido, no haber roto esa promesa que te hice tantas veces y con tanta convicción. Me gustaría no haberme convertido en esa persona que rompió lo que creía era nuestra mayor verdad.

sábado, 3 de febrero de 2018

Volver

Últimamente he querido hablar contigo, he necesitado que vuelvas a mi vida por mucho que no quiera que te quedes. Últimamente no he estado bien y, como dije hace unos años, tú me haces sentir como si el tiempo no hubiese pasado y yo fuese esa niña que era contigo. Me haces sentir como alguien que no conoce mucho el sufrimiento, para la que el mundo es un lugar mucho menos malo y doloroso de lo que hoy sé que es. Me haces sentir como esa niña que, en comparación con quién soy hoy, no conocía el dolor. Haces que me sienta segura, protegida, como si nada malo pudiera pasarme. Al menos eso haces por un tiempo, porque siempre la realidad vuelve a nosotros y nos damos cuenta de que ya no somos esos niños, que han pasado todos estos años y estar juntos ya sólo trae cosas malas. Pero todo lo que pido es una hora, incluso menos que eso, sólo lo suficiente para fingir por un minuto que sí soy esa niña, que estoy bien, que no pasa nada, que todo es bueno. Pero no llegas, no vienes y creo saber por qué y lo agradezco, de verdad que sí, pero a veces me pregunto ¿ni por esto puedes romper eso y venir siquiera un minuto? No te quiero en mi vida, de verdad que no, pero últimamente he necesitado un minuto contigo.