“—Entonces, te vas a cambiar de carrera?
—Sí.
—A
cuál?
—Letras.
—Ah,
leyes?
—No,
letras.
—Y
qué es eso?
—Lingüística
y literatura.
—Y…
hay campo laboral para eso? Lo más importante a la hora de elegir una carrera
es el campo laboral, porque muchas veces puedes salir con honores de la
universidad, pero si nadie te contrata terminarás de taxista y nunca lograrás
ejercer lo que estudiaste.”
Que
opinión tan obvia. Estuve observando a ese señor por horas, escuchando lo que
decía y sus opiniones en una reunión de trabajo de mi padre. En un minuto nos
quedamos los dos solos y tuvimos esta conversación. Por lo poco que lo había
observado hasta ese minuto, había llegado a la conclusión de que él es un
cobarde que se cree víctima del mundo y en vez de culparse de sus victorias y
derrotas, culpa al mundo de todo y cree que nada depende de él. No pude decirle
nada, porque mi padre podría perder un cliente o algo así, pero tuve tantas
ganas de decirle aquello que intento decir al escribir esto.
Las
personas tenemos esta tendencia a creer que todo depende de la sociedad, del
sistema, de aquellos que nos rodean. Creemos que si algo no nos resulta es por un
problema de la sociedad o que tenemos que adaptarnos para poder triunfar, que tenemos
que estudiar una “carrera tradicional” para poder trabajar el día de mañana o
que si no logramos nuestros sueños es porque el mundo está en contra de nosotros
o cualquier cosa por el estilo. Bueno, eso no es cierto.
Si
algo no te resulta es tu culpa, al igual que si algo te resulta. Si nadie te
contrata, ábrete un lugar en el mundo. Si nadie te escucha, inténtalo un millón
de veces más y ve a un millón de personas distintas hasta que alguien te escuche.
Si todo está en tu contra, lucha más fuerte hasta ganarle. No somos víctimas de
este mundo, somos los culpables de nuestras acciones y consecuencias.
Andamos
vagando por el mundo como si todo dependiera del resto, como si nuestras
decisiones, acciones y vidas en general dependieran enteramente de los demás,
cuando no es así. Si algo no te resulta, es porque no lo intentaste lo
suficiente, y si no lo intentaste lo suficiente es porque no tienes suficiente
motivación. Si quieres algo realmente, vas a luchar por ello con todo lo que
tengas y no te detendrás hasta lograrlo. Y si no lo haces, es porque quieres
más otra cosa y tienes que ser honesto contigo mismo.
No
podemos andar pasivos en el mundo, vagando sin rumbo y dejando que el mundo nos
lleve a cualquier parte que nos quiera llevar. Bueno, podemos hacerlo si es que
no sabemos a dónde queremos ir, pero aun así, es culpa nuestra a donde sea que
nos lleve.
Somos
los capitanes de nuestro propio destino y de nuestra alma, no el resto. Todo lo
que hagamos y todo lo que logremos será culpa nuestra y si queremos lograr
algo, nada nos podrá detener. Hay miles de personas que creen que no podrán
lograr cosas, que son pobres y por eso nunca saldrán adelante, ya que la
sociedad no los aceptará o contratará en algo bueno, o que nunca podrán entrar
a una buena universidad. Hay personas que se rinden y que dicen que una vez no
les resultó, entonces nunca les resultará, o que lo intentaron muchas veces y
aun así no les funcionó. Bueno, hay muchas opciones para todo. Quieres estudiar
y no tienes dinero? Consigue un crédito o ser becado. Lo intentaste y no
funcionó? Sigue intentándolo. Lo intentaste mil veces y aun así no funcionó?
Inténtalo de otra manera. Tomaste una decisión para invertir y perdiste dinero?
No, no es culpa de la economía ni de quién esté de presidente o ministro de
no-sé-qué, es culpa de que no tomaste la decisión correcta. Algo no te
funcionó? No, no es culpa de que la sociedad es una mierda, es culpa de que tú
no lo hiciste correctamente o que simplemente no todo funciona a la primera.
Lograste algo? No, no es culpa de la suerte, es culpa de que tomaste las
decisiones correctas. Conseguiste tus sueños? No, no es culpa de que tengas
contactos, o dinero, o seas la persona más malditamente suertuda del planeta,
es que luchaste por ello sin rendirte hasta conseguirlo.
No
somos víctimas, en serio. Dejemos de vernos así. Somos los capitanes de nuestra
vida y lo que logremos y no logremos, lo que hagamos y no hagamos, depende
enteramente de nosotros mismos y de nadie más. Debemos empezar a hacernos cargo
de nuestras acciones, tanto de las buenas como las malas y hacer algo al
respecto.