viernes, 23 de febrero de 2018

Dejar de estar ahí

Sabes? Te dije mil y un veces que que se jodiera el resto, que yo sí estaba aquí, que aunque nadie más estuviera contigo, que aunque a nadie más le importaras, que aunque todos te dejaran solo, yo estaba ahí, pegada a ti, queriéndote, cuidándote, apoyándote y acompañándote a cada segundo. Te dije tantas veces que daba lo mismo cómo fuese el resto, porque independientemente de todo yo jamás te iba a dejar. Siempre, siempre iba a estar a tu lado, hasta el fin del mundo, pasara lo que pasara. Y lo creía, con tanta fuerza, con toda la que tenía para que alcanzara a que tú lo creyeras también. Y era cierto, completamente cierto. Te decía todo eso con tanta regularidad porque tú constantemente creías que todos te dejaban, que no le importabas a nadie, que todos se alejaban y quería que supieras que al menos en mi caso eso no era cierto y nunca lo sería. También tenía la esperanza de que dejaras de creer que los demás no estaban contigo o no les importabas, pero no sacaba nada intentando hacerte cambiar de opinión sobre eso y, quién sabe, tal vez tenías razón.
A qué viene esto? A que odio haber terminado siendo esa persona que también te dejó de lado. Odio que a pesar de decirte tanto que jamás te iba a dejar, te dejé. Odio haber pasado a ser parte de la gente en tu vida de la que jamás quise ser parte y que, de hecho, llegué a odiar. Me gustaría que pudiese ser de otra forma, pero no se puede. No quiero nada permanente contigo, pero... me gustaría no haberte mentido, no haber roto esa promesa que te hice tantas veces y con tanta convicción. Me gustaría no haberme convertido en esa persona que rompió lo que creía era nuestra mayor verdad.

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