Ayer fue tu cumpleaños.
Estuve pensando desde Abril qué haría para ese día. Lo único que tenía claro es que te vería, si me lo permitías, y que te daría las últimas cosas que tenía tuyas, algo así como una despedida.
Pensé mucho sobre qué regalarte, pero descarté todas las ideas por ser demasiado dramáticas o por ser imposibles de realizar debido a nuestra condición actual. Terminé tejiendote una bufanda. No sabes cuanta dedicación y cariño le puse. También te escribí una carta, la cual no sé si leíste, aunque espero que lo hayas hecho.
Te pregunté si tenías tiempo para verme y que te pudiera decir feliz cumpleaños, dándote todo el derecho del mundo a decir que no. Dijiste que sí podías, y luego de discutirlo un poco acordamos que iria a tu casa. No quería ir a tu casa, ya que podía estar tu familia y eso sería incómodo, pero dijiste que estarías solo y cuidándo a tu hermano. Pensé en cancelar y no ir, pero quería verte y entregarte todas esas cosas, atreverme para variar un poco, así que fui de todos modos.
Llegué allá y al principio todo fue normal, pero luego de unos minutos ya no sabíamos qué hacer ni qué decir y fue algo incómodo. Por supuesto, al final logramos hablar, siempre lo hemos hecho.
Al rato llegó tu otro hermano, no el que estabas cuidando y luego tu nana. Fue ligeramente incómodo, pero no mucho. Después llegó tu mamá, con la compra del supermercado y fue horriblemente incómodo, quería que el sillón me tragara. No la ayudé con las bolsas y en serio me siento mal por ello, pero era tan incómodo que no fui capaz.
En algún minuto volviste y fue como seguridad de nuevo. Hablamos un rato más, te pasé tus regalos y entre lo último de ellos y la carta que estaba en el paquete fui al baño, cuando volví vi algo como esa carta en el sillón, pero no sé si la leíste.
Me tenía que ir, así que me fuiste a llevar a la puerta, me diste instrucciones para irme sin morir en el intento y me abrazaste, varias veces. Esa fue mi parte favorita, los abrazos. Por un segundo se sintió como si nada hubiese cambiado, como si siguiera siendo importante para ti y siguieras queriéndome.
Desde ahí que he estado esperando que me hables, diciendo algo sobre la carta o sobre ir a verte o algo, pero no has dicho nada. También he estado más pensativa de lo normal y han habido un par de veces que he tenido que parar lo que hacía y obligarme a no pensar en ti. No me arrepiento de haberte visto en tu cumpleaños, pero tal vez me haga mal el haberlo hecho.