Sí, es verdad, aún pienso en ti. Aún estás presente en cada
uno de mis días. Aún no logro ganar la batalla que comencé hace ya un tiempo,
la de vencer el miedo a no poder saber de ti. Aún siento que nuestra historia
no está acabada. Pero no quiero volver a tenerte en mi vida, no quiero tener
que pasar por tu odio para arreglar las cosas, no quiero tener que seguir
levantándote cada dos segundos porque sigues cayéndote en lo mismo.
Eres demasiado trabajo y nunca me importó, porque pensé que
valías la pena. Todo lo hacía más que feliz si eso significaba que estuvieras
bien, pero eso se acabó. No me malinterpretes, no te deseo nada malo, es sólo
que ya no tengo las ganas ni la necesidad de darlo todo por ti. Por ello no he
vuelto a tu vida, porque no tengo la más mínima intención de quedarme. Me has
hastiado y no sólo creo que estás mejor sin mí, sino que también yo estoy mejor
sin ti.
Te deseo lo mejor, te extraño, te quiero muchísimo y eres
parte de mí. Te veo en mí cada día y cada vez más, pero a la persona que eres
ahora la prefiero lejos de la persona que soy ahora.
Posiblemente nunca salgas de mi vida y siempre te recuerde
con cariño, pero no te preocupes, no te necesito, ya no. Soy perfectamente
feliz sin ti y estoy en paz con nosotros estando separados.
Cuídate, si? E intenta recordarme con cariño y no odio. Te
quiero, grandulón, siempre lo he hecho y siempre lo haré.