Tengo ganas de realmente conversar contigo, de contarte mi alma, de dejarte ver mis problemas, mis inseguridades, mi historia, mi vulnerabilidad. Tengo ganas de que me conozcas de verdad. De la misma forma, tengo ganas de que me cuentes tu alma y conocerte de verdad, pero eso nunca pasa, nuestras conversaciones casi siempre se mantienen en terreno fácil y cuando no, no profundizan mucho.
Tú siempre tan tú y yo siempre tan yo, que no nos permitimos contar.