Estaba rota y necesitaba que tú agarraras los pedazos de mí y los repararas. No lo hiciste. En cambio, los aumentaste y los hiciste más chiquitos, más pulverizados.
Entiendo por qué lo hiciste, entiendo por qué no me ayudaste. Lo entiendo todo y lo perdono, pero el daño sigue hecho. Sigues habiendo perdido mi confianza y sigo sin poder dejarte entrar.
0 comentarios :
Publicar un comentario