Si te vas, vete. Pero devuélveme mi esperanza de vivir un futuro completo y feliz. Devuélveme mi tranquilidad de saber que todo está bien, para sentir que no tengo algo que necesita arreglarse. Devuélveme mi seguridad en mí, para no creer no ser suficiente. Devuélveme esa parte de mi corazón que sólo se arriesga por ti. Devuélveme todo aquello que, como un ladrón, robaste hace tanto tiempo. Pero si no vas a devolverlos, al menos quédate y compártelos conmigo, porque los necesito.
Lo que no tienes permitido es justo lo que haces: tenerlos de rehenes, como haces desde que los robaste, sin dejar que me vaya, pero sin dejar que me quede.
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