sábado, 2 de abril de 2016

Lo que el río se llevó

Lo que el río se llevó fue una vida, un hermano, un padre, un abuelo, un bisabuelo, un tío, un amigo. Se llevó incontables viajes, mil historias, sonrisas, borracheras y fines de semana. Se llevó abrazos, ritos, cumplidos y desatinos. Se llevó un poco de sí mismo. Se llevó un pedazo de corazón de muchas personas a las que ahora les hace falta. Se llevó prácticamente 86 años de infinitos recuerdos de una vida muy particular y muy querida. Se llevó la creencia sobre la existencia de la inmortalidad. Se llevó planes, sueños e ilusiones.
Ese río se llevó algo demasiado grande e importante, algo que no importa cuántas palabras y tiempo haya en este mundo, no alcanzarán para explicarlo; porque una vida es mucho más que una vida.
Ese río... se llevó nuestra ilusión con él.

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