Vuelvo a hacer locuras, vuelvo a disfrutar, vuelvo a creer
en mí, vuelvo a ser la tonta que siempre he sido y amado ser, pero mejor.
Soy una mejor versión de mí. Vuelvo a ser independiente,
capaz de valerme por mí misma, cuidar a quienes me importan e ir hasta el fin
del mundo por ellos, pero también soy más abierta, confío mucho más y soy más
sabia.
Vuelvo a disfrutar cada segundo de la vida y vuelvo a
sonreír como si nada pudiese estar mejor. Mi sonrisa, que tanto extrañaba, está
de vuelta. Y se siente malditamente bien.
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