jueves, 12 de marzo de 2015

Indirectas y bromas

Cuando las cosas están tan mal como pueden estar, cuando estamos tan alejados que ya no sabemos hablar aunque sea lo único que queramos, cuando ya no reconocemos lo que tenemos, hablamos con indirectas y bromas. Lo único que logramos con eso es alejarnos aún más, sin darnos cuenta. Nos aleja, pero no queremos que lo haga y no somos capaces de ver lo que realmente nos hace eso. No somos capaces de hacerlo porque no queremos hacerlo y cerramos los ojos, porque no queremos ver. Mientras tanto, seguimos hablando con indirectas y bromas, hasta que ya no hablamos y nos preguntamos por qué fuimos tan estúpidos, por qué no dijimos las cosas como eran, por qué tomamos el camino de alejarnos.

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