Hay una pared de
vidrio en la que puedo ver todo este loquerío pasando a mi alrededor, pero no
puedo ser parte de él y encontrar consuelo o escapar o gritar. No tengo a dónde
ir, no tengo a nadie cuerdo a mi lado para gritarle, no tengo nada más que hacer
que sentarme aquí a ver al manicomnio a mi alrededor.
Sólo puedo
asfixiarme encerrada sola en esta habitación de vidrio, viendo la locura y el sin sentido.
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