miércoles, 29 de octubre de 2014

Alcanza tus sueños

Te vas y no sé qué hacer con ello. Te vas y no quiero pensar en ello. Te vas y para mí no hay mundo después de ello.
Te fuiste y no lo asimilo. Te fuiste y para mí sigues aquí, escondido en algún lado. Te fuiste y sólo quedo yo aquí.
Qué voy a hacer sin ti?
Siempre has estado aquí a mi lado, toda mi vida. Cuando yo nací tú estabas aquí, odiándome porque ya no eras el único, porque no era hombre, porque no podía jugar contigo, luego queriéndome, abrazándome, cuidándome, protegiéndome. Tú me despejaste el camino en este mundo, nunca tuve que enfrentarme sola a lo desconocido, porque tú ya lo habías hecho y me contaste como era. Eras mi seguro, no iba ni hacía nada sin ti, porque podía.
Tú me defendías aunque no hubiese nada defendible, tú me apoyabas hiciera lo que hiciera, al igual que yo te defendía y te apoyaba, y amaba hacerlo. Tú me escuchabas hablar durante horas sobre lo que me pasaba, sobre lo que leí, jugué o vi, te interesara o no, y sonreías al verme tan emocionada por algo o me abrazabas cuando me ponía a llorar por algún personaje o historia ficticia. Tú me contabas sobre lo que te pasaba, leías, jugabas o veías y yo no te ponía tanta atención, pero te quería igual. Contigo he tenido las peleas físicas más grandes, y ganado unas cuantas de ellas, las conversaciones más interesantes y muchos de los momentos más divertidos.
Tú leías mi mente y yo leía la tuya. Éramos los únicos que nos dábamos cuenta exactamente de lo clave para molestar a alguien. Eras el único que me seguía siempre en las bromas y yo era la única que siempre te seguía en las tuyas.
Todos nos creían un par de raros y locos por ser tan cercanos, pero éramos sólo tú y yo, cómo no íbamos a serlo? Siempre dijimos que queríamos un tercero, así nos uniríamos contra él y lo obligaríamos a hacer cosas y lo molestaríamos, o se uniría a nosotros y podríamos molestar más, pero me alegro de nunca haberlo tenido, ya que así podemos aprovecharnos más y ser más cercanos.
Has hecho muy bien tu papel y espero hacer muy bien el mío. Por ello te dejo marchar y me lo trago como pueda. Te dejo ir a tu aventura, seguir tus sueños, esperar que lo logres y estar aquí para ti, para cuando quieras volver o sentirte un poquito en casa.
Te quiero muchísimo. Cuídate y alcanza tus sueños. Nunca pares hasta llegar a ellos.

0 comentarios :

Publicar un comentario